Davanti all'altare di Pergamo, a Berlino,
davanti alle porte di Ishtar dell'antica Babilonia,
sentì cadere il peso della sua piccola storia. Pianto
dietro un'altra porta che si era chiusa.
Davanti alla splendida visione dei fregi ellenici,
fece un bilancio lacerante della propria vita,
quanto aveva guadagnato e quanto aveva perso.
Storia minima, una di tante,
trascurabile e banale, sua umile appartenenza.
Di ritorno in albergo scrisse una lunga lettera,
che dopo ruppe in tanti pezzettini.
Inutile inventario di guerre e di saccheggi
– la bellezza, sì, i capolavori –
come aveva visto nelle sale del museo
quella mattina.
Ante al altar de Pérgamo, en Berlín;
ante las puertas de isthar de la antigua Babilonia,
sintió el peso caer de su pequeña historia. Llanto
detrás de otra puerta que se había cerrado.
Ante la espléndida visión de los frisos hellénicos,
hizo un resumen lacerante de su vida,
lo que había ganado y lo que había perdido.
Nimia historia, como una de tantas,
prescindible y banal, su humilde pertenencia.
Ya en el hotel escribió una larga carta,
que luego rompió en mínimos pedazos.
Inútil recuento de guerras y saqueos
- la belleza, sí, las grandes obras –
como había visto en las salas del museo
aquella mañana.