Rimangono, dopo quello che vediamo, le mappe manoscritte della sera, umide e stropicciate, con le loro scorciatoie ricoperte di dune e i loro paesi ancora da scoprire. (Sotto l’albero di agosto riappaiono le ferite del sole, il cane esausto, le biciclette arrugginite.)
Rimangono anche i giorni di ritorno, con le loro ampie cardaie e la promessa di totale perfezione. Il mare promesso, con i pesci notturni, mai detti.
Rimangono, all’interno del silenzio, la costanza e la ruggine, la massima intenzione delle cose. Sempre dopo quello che vediamo, quando entriamo definitivamente in quello che è stato qui, insieme a noi, in quello che mai è stato nostro davvero.
Rimangono i fiumi velocissimi, gli alberghi chiusi, gli uccelli del Nord. Tutto una facciata di leggende a pelo d’acqua, come un menhir lunare. Gli orologi puntuali e le vie deserte.
Tutta la morte ancora da percorrere.
Voce: Vicente Valero, Musicisti: Carmela Cardone (arpa), Ferdinando Gandolfi (fluato)
(Napolipoesia, 2001).
Quedan, después de lo que vemos, los mapas manuscritos de la noche, húmedos y arrugados, con sus atajos medanosos y sus aldeas aún por descubrir. (bajo el árbol de agosto reaparecen las heridas del sol, el perro exhausto, las bicicletas oxidadas.)
Quedan también los días de regreso, con sus amplios cardizales y la promesa de toda perfección. El mar apalabrado, con sus peces nocturnos, nunca dichos.
Quedan, silencio adentro, la constancia y la herrumbre, la máxima intención de las cosas. Siempre después de lo que vemos, cuando entramos definitivamente en lo que estuvo aquí, junto a nosotros, en lo que nunca ha sido nuestro de verdad.
Quedan los ríos velocísimos, los hoteles cerrados, los pájaros del Norte. Todo un haz de leyendas a flor de agua,
Como un menhir lunar. Los relojes en punto y las calles desiertas.
Toda la muerte aún por recorrer.
Voce: Vicente Valero, Musicisti: Carmela Cardone (arpa), Ferdinando Gandolfi (fluato)
(Napolipoesia, 2001).