A Félix
Questo mestiere, Dio mio, così precario
di andare coniugando sguardo e verbo,
questo mestiere così ambizioso e scarso,
così a tentoni, così nell'ombra
che insegue la luce come un annegato,
questo mestiere di viscere che ignorano
e tuttavia sentono,
questa rivoluzione di trogloditi
in cerca dell’unione tribale,
Dio mio, che audacia irrimediabile,
che destino necessario
trasmettere la vita di bocca in bocca,
difendere l’albero come fosse un uomo
e difendere l’uomo come fosse un pianeta,
come un astro da cui dipende
l’equilibrio della costellazione,
Signore,
e difenderlo con onomatopee,
con sillabe, parole.
Parole nient'altro, gemiti, lamenti.
Che mestiere, fratello, che impresa.
Che mestiere tanto umile e ambizioso,
che meta irraggiungibile,
che bel mestiere
a cui dedicarsi tutta la vita. A Félix
Este oficio, Dios mío, tan precario
de ir conjugando la mirada y el verbo,
este oficio tan ambicioso como escaso,
tan de tanteo, tan de sombras
que persiguen la luz como un ahogado,
este oficio de vísceras que ignoran
pero sienten,
esta revolución de trogloditas
en busca de la unidad tribal,
Dios mío, qué osadía tan irremediable,
qué desatino necesario
éste de transmitir la vida boca a boca,
de defender al árbol como a un hombre
y defender al hombre como a un planeta,
como a un astro del que depende
el equilibrio de la constelación,
Señor,
y defenderlo con onomatopeyas,
con sílabas, palabras.
Palabras nada más, ayes, quejidos.
Qué oficio, hermanos míos, qué tarea.
Qué oficio tan humilde y ambicioso,
qué meta inalcanzable,
qué hermoso oficio
para dejarse en él la vida entera.