Si offusca lo sguardo, e l’aria della sera
fumiga come brace su uno sfondo
di vele gonfie e schiuma infranta.
Il mare è il respiro, l’attesa.
Avvolte dal pieno sole d’agosto,
le rocce scivolano fino all’acqua.
Una pozzanghera si consuma in scintillio.
Il sale brilla sui fianchi stillanti.
Estate, nel tuo tremore abbacinatoapprendo la costanza dell’azzurro.
Sotto il volo tenace dei gabbiani,
son tutt’uno col tempo dell’acqua che ristagna.
(Lección de permanencia, 2001)
Se enturbia la mirada, y el aire de la tarde
humea como brasa contra un fondo
de velas sopladas y espuma rota.
El mar es la respiración, la espera.
Tomadas por el grueso sol de agosto,
las rocas se deslizan hasta el agua.
Un charco se consume entre destellos.
La sal brilla en los flancos chorreantes.
Verano, en tu temblor enceguecido
aprendo la constancia del azul.
Bajo el vuelo tenaz de las gaviotas,
soy uno con el tiempo del agua remansada.
(Lección de permanencia, 2001)