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04/04/2011

machado-ivo Altro

Ivo Machado
[…] A metáfora poética, em Ivo Machado, consegue fundir, numa unidade convincente, imagens que, na experiência, estão separadas, sendo até, por vezes, incompatíveis. Aquilo que, para a nossa experiência, está e sempre permanecerá rigidamente separado une-se, mistura-se, por virtude do feitiço da sua poesia.
EMANUEL FÉLIX
ANGRA DO HEROÍSMO, PORTUGAL (1998)
(EXCERTO DE UMA NOTA CRÍTICA SOBRE “CINCO CANTOS COM LORCA”

Ivo Machado cuida o verbo poético com a naturalidade da existência proverbial de estar num chão. Há uma espécie de escritura para o verbo que se rema entre quatro gerações — pai, mãe e avó. E essa escritura é remetida como herança para os filhos do poeta como “Sal do Mundo” […] Mas esta poesia é também um deslumbramento sobre terra e mar ou sobre pedras e mar. Há um trato subtil de o poeta se ouvir sempre por dentro da audição do silêncio, o silêncio com vogais, silêncio que está nas pedras caladas com falas secretas que o verbo visiona na erosão como o universo colectivo de todos os oceanos.
MANUEL RUI
LUANDA, ANGOLA (2004)
(EXCERTO DE UMA NOTA CRÍTICA)

Ivo Machado está ali de corpo inteiro, de
alma inteira, evoluindo do estado larvar para a borboleta-poeta perfeita sem sobressaltos, sem opções, nem tão-pouco alternativas, sem olhar para trás, como se carregasse na sua sombra uma Eurídice que foi resgatar ao Inferno e que fosse preciso não ver antes de tocada pelo fogo solar (e que quem sabe se não irá olhar para trás antes do passo seguinte e perdê-la desta vez para sempre...?). É assim que Ivo Machado está nestes poemas, assim atados uns aos outros […], sobre que passa como equilibrista sem rede, de mãos atrás das costas, guiando-se pelo Setestrelo onde se sumiram as "estrelas de Agosto que foram causa de incêndios”.
EDUÍNO DE JESUS
LISBOA, PORTUGAL (2007)
(EXCERTO DE UMA NOTA SOBRE “POEMAS
FORA DE CASA”)

Como toda a poesia, se verdadeiramente o é, a de Ivo Machado alimenta-se da memória: da ilha, da infância, dos lugares onde a lava cresce, do mar e seus aparelhos de algas e espuma. Como se lê no poema "No tecto da noite", "a memória é uma fogueira, quando a julgamos extinta, / reacende-se...". Aí está: acesas, as palavras operam a combustão e o poema explode […] Sem perder o timbre, sem deixar de ser lavada, a sua expressão ganhou, com o tempo, outra densidade, matizes novos e outro cromatismo. Os poemas de VERBO POSSÍVEL mantêm o ritmo e a atmosfera dos livros anteriores. Como nota mais saliente (para mim, obviamente), só talvez a tendência, que em vários poemas se observa, para o verso longo, quase bíblico.
ALBANO MARTINS
PORTO, PORTUGAL (2007)
(EXCERTO DE UMA NOTA SOBRE “POEMAS FORA DE CASA”)

Os poemas de Ivo Machado vão-se tornando cada vez mais essenciais. Podem não ser menores que os primeiros, mas há, neles, uma concretude expressiva que, com essa mesma economia, potencializa o que há de lírico nos poemas dos inícios. Noto o acréscimo de um léxico em que predominam os substantivos concretos, quando antes predominavam os abstractos. Será isso mesmo ou será, eventualmente, um erro de meu juízo, que quer ver assim? O facto é que os últimos possuem uma carga de luminosa e poética concretude. Adquire, Ivo Machado, o tino de uma família de poetas a que pertence, por exemplo, o nosso João Cabral, e que o faz escrever "Um girassol, uma viola / — poderia ser um barco, / o mar tem vulcões acesos…" Isso é que chamo de essencialidade. Tudo é nítido, tudo é "visível", e no entanto, tudo é metáfora. Coisa que só a grande poesia pode realizar.
ASSIS BRASIL
PORTO ALEGRE, BRASIL (2007)
(EXCERTO DE UMA NOTA SOBRE “POEMAS FORA DE CASA”)

Los poetas como Ivo Machado no abundan. Los poemas como los que él escribe no son frecuentes. La originalidad de Ivo Machado, transmitida en sus versos, reside en la sencillez. No es que su poética sea simple, sino que está escrita con la misma cadencia de la respiración, naturalmente. Es así que su poesía nos llega como el aire a los pulmones, sin darnos cuenta.
Las mismas palabras desgastadas, devaladas, tan comunes en nuestras conversaciones diarias son las que recupera el poeta para decir lo que hace tiempo dejamos de nombrar, para mostrar lo que tenemos ante nosotros y nuestros ojos distraídos ya no ven. Ivo Machado no tiene necesidad de inventar palabras, ni se vale de alambicados giros, usa lo que tiene a mano, y se agradece. No hay artilugios en esta poesía que crece desde el pie, sí imágenes muy bellas y sugerentes, sí palabras viejas que suenan como nuevas al haber pasado por el tamiz de la sensibilidad, del buen decir, del talante –reflejo del talento en este caso- de un creador visceral que escribe con todo su cuerpo.
Hijo de este tiempo convulso, Ivo Machado indaga en la memoria de los seres y las cosas buscando respuestas. Le pregunta al mar, a los manzanos, pierde la vista en el horizonte o persiguiendo el vuelo de los pájaros.
Como un arqueólogo de la sensibilidad escudriña en el pasado demorándose en los morosos movimientos de las manos de su madre, en la mirada del padre, en el huerto infantil al que recurre una y otra vez necesitado de respuestas. Su voz no es de letanías por el paraíso perdido, sino firme decir que se proyecta al futuro desde el territorio de la poesía, el cual, como ha dicho con acierto, es de los pocos lugares habitables que le van quedando al hombre de hoy.
Su poesía encierra un vital compromiso que nos comprende, que nos incluye y a la vez nos compromete. Y no es que él pretenda ser didáctico, él es tan sólo –ni más ni menos- un poeta. Un hacedor a partir de las palabras que cumple el dificilísimo arte de, sin que el lector lo advierta, hacerlo girar sobre sí mismo para dejarlo en el mismo sitio pero ya otro, diferente al que comenzó el giro. Nada más que eso, que dura un instante, y que algunos confunden con la felicidad.
Si alguien se quedara sólo en el título de este libro encontraría una síntesis acabada de la poética de Ivo Machado, aunque, eso sí, se estaría perdiendo la fiesta para los sentidos que proponen los poemas agrupados.
Os limos do verbo nombra precisamente el lodo que se encuentra en las tierras de labor. Es maleable como el barro –como el verbo, como lo son las palabras para el poeta-, pero es nutricio, alienta la vida. Maleable y vital, así es el limo del verbo. El limo es básicamente tierra y agua, dos elementos reiterados en los poemas de Ivo Machado, hijo de campesinos que ni aún ante la contemplación de la torre de Pisa puede sustraerse de la inclinación de los manzanos cargados de frutos en el huerto de su padre.
Los limos del verbo son capaces de crear esa y otras imágenes tan terrenas, tan enraizadas en la tierra pero a la vez tan elevadas, tan hondamente poéticas, que, como los nobles frutos, surgen de la combinación de los elementos naturales y del cuidado prodigado por el hombre. Los limos del verbo por sí solos no producen poesía, detrás está el poeta, el hombre que día tras día se dobla sobre los surcos (llamase ordenador, papel en blanco, o como se quiera) acercándose hasta casi tocar la tierra con su cara, protegiendo cada retoño de las impías heladas que sin cesar se han empeñado en descargarse sobre seres y cosas.
Obstinadamente, a golpes de palabras Ivo Machado siembra. Y de la cosecha generosa nos favorecemos los lectores, quienes agradecemos esta celebración de la vida que conmueve y nos sitúa a las puertas de la redención; quienes aceptamos de buen talante y entusiasmados esta posibilidad de seguir creyendo cuando tantos apuestan al descreimiento.
Para mí eso es poesía, lo demás es escribir versos.
MILTON FORNARO
MONTEVIDEO, URUGUAI (2005)
(TEXTO CRÍTICO SOBRE “OS LIMOS DO VERBO”)
Ivo Machado è nato nell'ottobre del 1958 all'Isola Terceira delle Azzorre (Portogallo). Dopo aver studiato alle Azzorre e a Lisbona, nel 1987 ha lasciato le isole per trasferirsi a Porto. Il suo primo libro di poesia "Alguns anos de pastor" risale al 1981. Nel 1995 ha pubblicato "Três variações de un sonho" e nel 2001, "Adágios de Benquerença". Nel 1998, in occasione del centenario della nascita di Federico Garcia Lorca, ha presentato a Granada il suo libro "Cinco cantos com Lorca e outros...